¿Cómo realizar una evaluación de riesgos laborales paso a paso?

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Evaluación de riesgos laborales

Garantizar la seguridad y salud en el trabajo no es solo una obligación legal: es una necesidad estratégica para cualquier empresa. Una correcta evaluación de riesgos laborales permite identificar los peligros reales en los puestos de trabajo, anticiparse a posibles daños y planificar medidas eficaces para evitarlos.

En este artículo te explicamos cómo realizar una evaluación de riesgos laborales de forma práctica, según las directrices del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).

¿Qué es una evaluación de riesgos laborales?

Es un proceso sistemático que permite estimar la magnitud de los riesgos que no se han podido evitar, con el objetivo de tomar decisiones sobre qué medidas preventivas aplicar.

Este análisis se convierte en la base de toda la actividad preventiva en la empresa. Su finalidad es proteger la salud de los trabajadores y reducir la probabilidad de accidentes, enfermedades profesionales y paradas imprevistas en la producción.

¿Cuándo debe realizarse una evaluación de riesgos laborales?

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) exige realizar una evaluación inicial y reevaluarla en caso de:

  • Cambios en las condiciones de trabajo. Cuando se modifica cualquier aspecto del entorno laboral —ya sea físico, organizativo o funcional.
    Ejemplo: cambiar la disposición del almacén puede generar nuevos riesgos de atropello por carretillas o dificultar las rutas de evacuación.Una simple reubicación de estanterías puede alterar los flujos de trabajo y generar situaciones de peligro no previstas inicialmente.
  • Incorporación de maquinaria, herramientas o productos químicos.
    Ejemplo: al adquirir una nueva prensa hidráulica para una fábrica, será necesario evaluar riesgos mecánicos, de atrapamiento o de ruido. Si además requiere aceite hidráulico con componentes químicos, también habrá que considerar posibles riesgos por exposición dérmica o inhalación.
  • Cambios organizativos que pueden afectar directamente al nivel de carga física o mental, los ritmos de producción o la coordinación entre trabajadores.
    Ejemplo: si una empresa decide reducir turnos y agrupar tareas para ahorrar costes, es posible que aumente la presión sobre los empleados, generando fatiga, estrés o errores humanos que podrían derivar en accidentes.
  • Incorporación de personal especialmente sensible (edad avanzada, embarazo, discapacidad, enfermedades crónicas…), la empresa debe adaptar el puesto y reevaluar los riesgos para garantizar que no se vea expuesta a condiciones peligrosas.
    Ejemplo: Se incorpora un trabajador con movilidad reducida en el área de almacén. La empresa debe revisar accesos, desplazamientos y tareas asignadas para garantizar su seguridad.

Además, debe revisarse si se detectan daños en la salud o si los controles de prevención se consideran insuficientes.

Fases de una evaluación de riesgos laborales

1. Identificación de puestos de trabajo y condiciones

El primer paso es identificar todos los puestos existentes, incluyendo tareas habituales y no habituales (mantenimiento, limpieza, emergencias…). Aquí se consideran tanto los factores materiales (instalaciones, equipos) como organizativos o humanos.

2. Determinación de los riesgos asociados

Aquí se identifican los riesgos asociados a cada puesto de trabajo. Los más comunes son:

  • Riesgos físicos (ruido, vibraciones, temperatura…)
  • Químicos (productos peligrosos)
  • Biológicos (virus, bacterias…)
  • Ergonómicos (posturas, esfuerzos repetitivos)
  • Psicosociales (estrés, carga mental, acoso laboral)

*Si quieres saber qué otros tipos de riesgos o daños laborales existen consulta nuestro artículo: Riesgo laboral: qué es, tipos, obligaciones y derechos

La clave está en no quedarse solo con el peligro evidente (por ejemplo, una máquina), sino en profundizar en el análisis de todos los factores que influyen en la aparición o agravamiento de ese riesgo.

Una evaluación de riesgos laborales efectiva no se limita a detectar “lo que salta a la vista”, sino que examina de forma integral el entorno del puesto de trabajo.

Por ejemplo, ante una sierra circular, no basta con identificar el riesgo de corte. Hay que tener en cuenta si:

  • La señalización de seguridad es clara y visible.
  • La zona de trabajo está ordenada y libre de obstáculos.
  • Se utilizan los equipos de protección individual adecuados.
  • El trabajador ha recibido la formación específica sobre su uso.
  • Existen instrucciones de trabajo actualizadas.
  • Se realiza un mantenimiento periódico.
  • Hay una supervisión activa por parte de un responsable.
  • El ritmo de trabajo impuesto puede incrementar la probabilidad de error.

Además, factores como la experiencia del trabajador, su estado de salud, el nivel de fatiga o estrés, o incluso la iluminación y ventilación del espacio, pueden influir en la magnitud del riesgo. Todo esto forma parte de las llamadas condiciones de trabajo, y deben analizarse en conjunto, ya que un fallo en cualquiera de estos elementos puede ser el desencadenante de un accidente.

3. Análisis normativo y documentación técnica

Antes de valorar un riesgo, es necesario consultar la normativa aplicable, guías técnicas y criterios de evaluación. Esto asegura que la valoración se basa en parámetros objetivos y actualizados.

4. Caracterización del riesgo

Se evalúa en profundidad el riesgo detectado. Según el caso, se puede utilizar:

  • DAP (Directa Apreciación Profesional): valoración técnica basada en la experiencia.
    Ejemplo: En un taller mecánico donde los suelos están aceitosos y no hay alfombrillas antideslizantes, el evaluador puede detectar riesgo de caída por deslizamiento sin necesidad de realizar ninguna medición, solo con una inspección visual y su conocimiento técnico.
  • MAE (Métodos que requieren medición o análisis): cuando es necesario medir niveles de ruido, contaminantes, etc.
    Ejemplo: En un entorno con temperaturas extremas (como una cámara frigorífica o un horno industrial), se puede medir el estrés térmico al que está sometido el trabajador, utilizando sensores específicos. Si se detectan condiciones peligrosas, deben aplicarse medidas como pausas programadas o ropa térmica adecuada.

5. Valoración del riesgo

El riesgo se compara con valores de referencia para determinar si está controlado o requiere intervención. Esta fase permite priorizar acciones correctoras según la gravedad.

Una vez que se ha identificado y caracterizado un riesgo, el siguiente paso es valorar su magnitud. Es decir, determinar si ese riesgo está dentro de límites aceptables o si representa una amenaza que exige actuar.

¿Cómo se valoran los riesgos?

Existen diferentes metodologías para valorar un riesgo, pero la mayoría considera dos factores clave:

  • Probabilidad de que ocurra el daño
  • ¿Con qué frecuencia se expone el trabajador al riesgo?
  • ¿El riesgo depende de la falta de atención o es inevitable?
  • ¿Ha ocurrido antes en la empresa o en el sector?
  • Consecuencias en caso de que ocurra
  • ¿Podría causar una lesión leve o un accidente grave?
  • ¿El daño es inmediato o puede acumularse con el tiempo (como una enfermedad profesional)?
  • ¿Podría causar la muerte o discapacidad?

Con esta información, los riesgos se clasifican en diferentes niveles de gravedad, desde bajo hasta crítico, lo que permite priorizar acciones preventivas.

¿Quién debe realizar la evaluación?

Aunque es responsabilidad del empresario, solo personal técnico cualificado puede realizar una evaluación. El nivel de cualificación dependerá de la complejidad del riesgo:

Evaluaciones elementales: nivel básico.

Estas son evaluaciones simples, de bajo riesgo y sin necesidad de análisis complejos. Pueden ser realizadas por personal con formación básica en prevención (curso de 30 o 50 horas, según el caso).

Se aplican en entornos de trabajo sencillos, con actividades poco peligrosas y donde el riesgo puede identificarse y controlarse fácilmente mediante la observación directa.

Ejemplo: En un taller de montaje de componentes eléctricos sin maquinaria peligrosa ni sustancias tóxicas, un técnico de nivel básico puede evaluar riesgos como caídas al mismo nivel, posturas forzadas, iluminación deficiente o desorden en el puesto de trabajo, sin necesidad de mediciones ni análisis complejos.

Evaluaciones con criterios interpretativos o medición: nivel superior.

Cuando la evaluación requiere interpretar normas técnicas, realizar mediciones específicas o aplicar métodos de análisis complejos, debe intervenir personal técnico con formación de nivel superior (titulación universitaria más máster oficial o acreditación equivalente en PRL).

Se utiliza cuando no basta con mirar y valorar: hay que usar instrumentos de medida, interpretar resultados, comparar con valores límite legales y aplicar criterios técnicos no automáticos.

Ejemplo: Estudio ergonómico para valorar la manipulación manual de cargas según el método NIOSH.

¿Qué ocurre tras la evaluación?

Una vez valorados los riesgos, se deben definir las medidas preventivas: cómo eliminar o reducir esos riesgos, qué recursos se necesitan y en qué plazos se aplicarán.

Además, hay que verificar si las medidas implantadas son eficaces y volver a evaluar si las condiciones cambian.

La participación de los trabajadores: una pieza clave

La evaluación de riesgos laborales no debe hacerse en un despacho. Implica consultar y contar con los trabajadores y sus representantes, ya que son ellos quienes mejor conocen su entorno de trabajo. Su experiencia permite detectar factores que podrían pasar desapercibidos en una inspección superficial.

Haz que la prevención trabaje a favor de tu productividad

La evaluación de riesgos laborales es una herramienta estratégica para mejorar las condiciones de trabajo, reducir accidentes y asegurar la continuidad de la actividad empresarial. Cuando se realiza correctamente, protege a las personas y mejora el rendimiento de toda la organización.

¿Tu empresa está preparada para responder si mañana tienes una inspección o un accidente?

En Preconlab te ayudamos a cumplir con la normativa y a proteger tu negocio con una evaluación adaptada a tu realidad o para implantar un protocolo de evaluación periódica de riesgos laborales. Contacta con nosotros y te asesoramos.

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Validado por

Mar López
Directora técnica de Preconlab

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